Prestar atención para no caer [1 Corintios 10:12-13]

Pablo vine hablando de las múltiples oportunidades que Dios le dio a su pueblo en el desierto.  Dice que experimentaron momentos gloriosos con el Señor.  Estuvieron bajo la nube de Su gloria, cruzaron el mar en seco, comieron del maná, bebieron agua de una roca que los acompañaba que era Cristo mismo. Pero aún así, muchos de ellos no agradaron al Señor.

Estas cosas fueron escritas para dejarnos ejemplo.  Puede ser que tengamos momentos gloriosos con el Señor, pero puede ser que caigamos por hacer las cosas mal.  Ellos, aunque vivieron momentos de mucho obrar de Dios, igual pecaron groseramente al codiciar, al ser idólatras, al cometer pecado de fornicación, al murmurar, al tentar al Señor con sus acciones rebeldes.  Creyeron que por haber vivido momentos extraordinarios con Dios no les iba a pasar nada.  Creyeron estar muy firmes y cayeron.

La exhortación apostólica, es que debemos prestar mucha atención en el caminar diario para que no caigamos en pecado.  Pensar o sentirse firme es la antesala a la caída.  Pensar que “a mi eso no me va a pasar” es una invitación silenciosa a la caída.  Si te sentís o piensas que estás muy firme, observá como andas.  Mírate y mirá a tu alrededor, no sea cosa que la caída este allí a tu lado.

Y por último nos hace el planteo correcto del por qué es posible no caer.  Es posible no caer porque todas las tentaciones que enfrentamos son de índole humana.  Es posible no caer porque Dios es fiel.  En Su fidelidad nunca va a permitir que el poder que ejerza la tentación sea mayor que nuestras fuerzas de resistencia.  En Su fidelidad nos mostrará la salida para que aguantemos y superemos la tentación sin caídas.

 

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