Perder para ganar [Marcos 8:35]

Dios, desde el comienzo de la creación, dispuso que el ser humano tuviera libre decisión.  El hombre tiene la capacidad de elegir.  Hace elecciones buenas y malas en la vida.

El planteo es claro:  si decidimos salvar la vida según nuestras propias ideas y fuerzas; la perdemos.  Pero, si decidimos perderla por la causa de Cristo y su evangelio, la salvamos.  El Evangelio de Jesucristo es la buena noticia de alguien que supo perder su vida, para salvar la vida de todo aquel que cree.

La decisión correcta es perder para ganar.  No, salvar para perder.  

Debemos perder la vanidad de creer que no necesitamos ayuda, para ser salvos con la ayuda de Dios.  Perder el orgullo de sentirnos superiores, para ganar en familiaridad e igualdad con los demás.  Perder la autosuficiencia, para depender solo del todopoderoso.  Perder la arrogancia de vivir sin Dios, para ganar una eternidad junto a Él.  

Pablo nos enseña, también,  en Fil. 3:7-10, a perder en los gustos o deseos carnales para ganar en el propósito celestial.   Perder en lo temporal para ser hallados en Él.  Perder en lo terrenal para ganar a Cristo.

 

Perder para salvar… una buena decisión.

Pr. Carlos Ibarra.

 

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