Determinación interior [Job 27:1-6]

Una de las cosas que siempre admiré de este personaje bíblico fue su determinación interior.  Nada pudo cambiar ese estado.  Cuando todo le iba muy bien, era recto, temeroso de Dios y apartado del mal.  Intercedía todos los días por sus hijos ofreciendo sacrificios al Señor.

En un momento, con autorización divina, Satanás golpeó con dureza sus bienes, su familia y también su salud.  Aun así, él continuó adorando a Dios.  Siguió determinado en ser íntegro.  Empezó a depurar su angustia en silencio total durante siete días y siete noches.  Fue admirable lo de sus amigos, al acompañarlo silenciosamente durante ese tiempo.

Después de varias idas y vueltas, Job hace una poderosa declaración sobre la soberanía de Dios y sobre su determinación de no fallar.   Declara tres cosas: que nunca hablará iniquidad, que hasta que se muera guardará su integridad y que no dejará que su corazón le reproche.

En medio de tremenda crisis, él seguía determinado en su corazón.  No dejaría que la prueba lo llevara a hablar equivocadamente.  No se daría el permiso de alejarse de Dios y perder su integridad.  Cuidaría la conducta para que su interior no le reproche su mal actuar.  En su interior estaba determinado a mantenerse justo.  Nada de lo que pasara en la vida lo haría desistir de eso.  Dios había dicho que Job era recto, eso era suficiente testimonio para seguir adelante.  La opinión de Dios vale mucho más que el consejo bien intencionado del mejor de los amigos.

A veces perder cosas muy valiosas nos aflige y sentir la angustia de la partida de un ser querido nos aprisiona el alma.  Aun así, encontraremos fuerzas en Dios y su justicia para mantenernos íntegros.  No permitamos que palabras desalentadoras de alguien muy cercano (Job 2:9-10) debiliten nuestra determinación de seguir siendo justos.  Si estamos en Cristo, lo somos.  Dios dice que estamos justificados por la fe (Ro. 5:1).  Siempre la opinión del Señor es mucho más poderosa que cualquier otra.

 “Hasta que muramos, no quitemos de nosotros la integridad”.

 ¡Buena semana!

Pr. Carlos Nelson Ibarra

 

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