Evitando angustias del alma [Proverbios 21:23]  

 

Conozco a muchas personas que suelen recriminarse con la frase: "¡Para qué hablé!" "¡No tendría que haber dicho eso!".

Es todo un desafío cuidarse para no hablar lo que no debemos.

Debemos tener dominio propio para mantener la boca cerrada en los momentos en los que hay que callar, para que después no tengamos que lamentarnos.

Suelen ser muchas las angustias que llegan por hablar indebidamente.  

Alguna vez, no con malicia, he dicho cosas que otros no tenían porqué saberlas y después me arrepentí de ello.  Otras veces, expresé un pensamiento en el lugar equivocado a oídos de la persona equivocada y me juzgaron mal por esa expresión.  En otra oportunidad, por querer ser simpático dije un chiste que terminó siendo de mal gusto para los oyentes.

 Sé de otros que luchan contra la murmuración y el chisme.  Otros, con no saber guardar el reparo de temas muy delicados que alguien les confesó.  O, a quién no le pasó que en confianza y creyendo que estaban en privado, dijo algo de alguien y ese alguien estaba escuchando.

Son muchas las angustias que sufrimos por no cerrar la boca...

Aprendamos a guardarnos de las angustias.  Guardémonos siendo prudentes al hablar.  Guardémonos al pensar lo que vamos a decir.

"No hace falta que digas todo lo que piensas, pero si hace falta que pienses todo lo que digas".

 

Pr. Carlos Nelson Ibarra

 

Devocionales anteriores