Oír y hacer [Santiago 1:22]

 

Conozco personas a las que les gusta aprender.  Aprenden a hacer diferentes tipos de manualidades, aprenden a realizar muchas tareas técnicas, aprenden a cocinar exquisitos platos gourmet, aprenden a desarmar y armar mecanismos, aprenden de botánica para cuidar sus plantas, aprenden mucho sobre ejercicios y salud.  Diría que hasta podrían dar cátedra de cada cosa aprendida.

No está nada mal esto de aprender, el tema es que nunca hacen nada con lo aprendido.  Solo queda allí como una información recibida y nunca movilizan su voluntad para realizar esas tareas.  Creo que allí está lo malo del asunto.  Están muy capacitados, pero tristemente inutilizados.

Santiago nos hace saber que, en relación a la palabra de Dios, hay muchos que tienen la misma actitud.  La escuchan, la aprenden, la conocen, pero poco hacen en respuesta a ese conocimiento.  Por eso la exhortación es “sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores”

No está mal aprender, oír y crecer en conocer la Palabra.  Es muy necesario.  El tema es que, acompañado con esa capacitación y conocimiento de las Escrituras, debemos tener la voluntad rendida a obedecerla.  Debemos movilizar nuestra voluntad para hacer, cumplir o poner en práctica lo aprendido.  Sino, los principios espirituales no funcionan como tampoco funcionan los principios naturales y técnicos aprendidos. 

Cuando leamos, escuchemos o aprendamos algo de la Palabra, debemos ocuparnos rápidamente de hacer según lo aprendido.  No nos quedemos solo con oírla.  También debemos hacerla.  

Si oímos y no hacemos nos auto engañamos.  Conocemos mucho, pero hacemos poco.  Creemos que somos alguien, cuando sólo oímos acerca de alguien (Job 42:5).  El ser se demuestra haciendo, no conociendo.  Job fue llevado a hacer todo aquello que había oído de parte de Dios.

El ser de un verdadero cristiano está en hacer lo que ha oído de Dios en Su Palabra.  

No sirve oír sin hacer.

 

Pr. Carlos Nelson Ibarra 

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